Pescando Albures en la presa de Alcala del Rio (Sevilla) |
"Mientras haya Albures, no te apures" |
Esturion capturado en Coria de Rio (Sevilla) |
El procedimiento se desarrollaba de la siguiente forma y manera:
En el siglo XVI Cervantes describio de forma original la fauna piscicola del Guadalquivir en su "Rufian dichoso" y en su 1ª parte escribia esta original conversacion entre picaros (Lagartija y Lugo), transcurrida durante una merienda en el Alamillo (Sevilla):
Lugo: Pónele de sepultura el ánimo descompuesto. La de ganchos saqué a luz, porque me hiciese el buz un bravo por mi respeto; mas huyóse de su aspecto como el diablo de la cruz. ¿Qué me quieres, Lagartija?
Lagartija: La Salmerona y la Pava, la Mendoza y la Librija, que es cada cual por sí brava, gananciosa y buena hija, te suplican que esta tarde, allá cuando el sol no arde y hiere en rayo sencillo, en el famoso Alamillo hagas de tu vista alarde.
Lugo: ¿Hay regodeo?
Lagartija: Hay merienda, que las más famosas cenas ante ella cogen la rienda: cazuelas de berenjenas serán penúltima ofrenda. Hay el conejo empanado, por mil partes traspasado con saetas de tocino; blanco el pan, aloque el vino, y hay turrón alicantado. Cada cual para esto roba blancas vistosas y nuevas, una y otra rica coba; dales limones las Cuevas y naranjas el Alcoba. Daráles en un instante el pescador arrogante, más que le hay del norte al sur, el gordo y sabroso albur y la anguila resbalante. El sábalo vivo, vivo, colear en la caldera, o saltar en fuego esquivo, verás en mejor manera que te lo pinto y describo. El pintado camarón, con el partido limón y bien molida pimienta, verás cómo el gusto aumenta y le saca de harón.
Lugo: ¡Lagartija, bien lo pintas!
Lagartija: Pues llevan otras mil cosas de comer, varias, distintas, que a voluntades golosas las harán poner en quintas."
Lagartija: Señor Cristóbal, ¿qué es esto? ¿Has reñido, por ventura, que tienes turbado el gesto?
Lugo: Pónele de sepultura el ánimo descompuesto. La de ganchos saqué a luz, porque me hiciese el buz un bravo por mi respeto; mas huyóse de su aspecto como el diablo de la cruz. ¿Qué me quieres, Lagartija?
Lagartija: La Salmerona y la Pava, la Mendoza y la Librija, que es cada cual por sí brava, gananciosa y buena hija, te suplican que esta tarde, allá cuando el sol no arde y hiere en rayo sencillo, en el famoso Alamillo hagas de tu vista alarde.
Lugo: ¿Hay regodeo?
Lagartija: Hay merienda, que las más famosas cenas ante ella cogen la rienda: cazuelas de berenjenas serán penúltima ofrenda. Hay el conejo empanado, por mil partes traspasado con saetas de tocino; blanco el pan, aloque el vino, y hay turrón alicantado. Cada cual para esto roba blancas vistosas y nuevas, una y otra rica coba; dales limones las Cuevas y naranjas el Alcoba. Daráles en un instante el pescador arrogante, más que le hay del norte al sur, el gordo y sabroso albur y la anguila resbalante. El sábalo vivo, vivo, colear en la caldera, o saltar en fuego esquivo, verás en mejor manera que te lo pinto y describo. El pintado camarón, con el partido limón y bien molida pimienta, verás cómo el gusto aumenta y le saca de harón.
Lugo: ¡Lagartija, bien lo pintas!
Lagartija: Pues llevan otras mil cosas de comer, varias, distintas, que a voluntades golosas las harán poner en quintas."
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