Receta tradicional de la cocina Sevillana cuyo origen lo encontramos en las antiguas tabernas ubicadas en los aledaños de la Real Maestranza de Sevilla y que en época de lidia se convertían en verdaderos templos gastronómicos donde después del espectáculo se celebraban prolongadas tertulias de barra y cañeras. Barras de blanco Macael, suelos de serrín, paredes repletas de antiguos carteles y fotos de faenas inolvidables con su correspondiente dedicatoria, cabezas de toro de penetrantes ojos sin vida, de viejas banderillas, de herrumbrosas espadas, de capotes teñidos de sangre y de algún sucio y desvencijado traje de luces que un día vistió algún olvidado maestro.
Entre la concurrencia: admiradores, críticos, aficionados, tratantes de "ganao", señoritos con mas o menos ventura, Belmonte, Joselito, "El Gallo", "El Espartero", "Chicuelo", "Gagancho", "Gitanillo de Triana", "El Andaluz", "Minuto", "Desperdicio", "El Tato"............... y muchos mas; todos con una copa de vino fino en la mano, saludando a la muerte, brindando por la vida y !Ole¡.
Entre la concurrencia: admiradores, críticos, aficionados, tratantes de "ganao", señoritos con mas o menos ventura, Belmonte, Joselito, "El Gallo", "El Espartero", "Chicuelo", "Gagancho", "Gitanillo de Triana", "El Andaluz", "Minuto", "Desperdicio", "El Tato"............... y muchos mas; todos con una copa de vino fino en la mano, saludando a la muerte, brindando por la vida y !Ole¡.
Real Maestranza de Sevilla |
Guiso de carne de toro a la Sevillana:
Se hace un buen sofrito con 2 cebollas picadas, 1/2 Kg. de tomates, 3 pimientos verdes, 1/4 de kg. de zanahorias y media cabeza de ajos. Salpimentar 1 kilo de carne de toro o novillo, troceada como para estofado. La carne que sea de la aguja. Cuando el sofrito esta en su punto añadimos la carne y la rehogamos unos minutos junto con dos hojas de laurel, dos o tres varitas de tomillo y pimienta negra en grano (al gusto). Removemos todo bien, añadimos dos buenos vasos de vino blanco que si es mosto del Aljarafe mejor que mejor. Cubrir la carne con agua. Dejar cocer a fuego lento hasta que la carne este tierna rectificando de agua y sal si fuese necesario. Reducir la salsa antes de servir la carne y acompañar siempre con unas buenas papas fritas.
Y como decía D. Antonio Gasquez Ortiz; a este estofado lo único que le queda es ganas de entrarle y tomar por muleta cuchillo y tenedor, que la parsimonia y el arte tiene que ponerlo el comensal que en estos casos el placer está en la tranquilidad y en cada bocado.
El fuego lento es la clave, que sea muy, muy lento. Luego a reducir. Desde luego, el que sabe, sabe y el que no que se meta a político. Un abrazo
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